Vincent Van Gogh

Corre el año 1876 en Europa. El joven tiene veinticuatro años. Su mente está llena de desordenadas imágenes saturadas de color y significado. Ve la misma realidad que todos ven, pero la describe diferente a como todos la describen. En su forma de vestirse, de comunicarse y de actuar, este muchacho es diferente a los demás. Tiene una expresión diferente. Definitivamente, no es como todos. El ha aprendido a reconocer la pasión que tiene por la pintura. Haber nacido en una casa de pastores no ha ayudado. Su padre, un pastor protestante, no comprende mucho a los artistas, pero hay familiares que sí y lo animan a desarrollar el artífice que lleva adentro. Siendo hijo de pastor, siente la común y absurda presión de la iglesia de continuar con la tradición familiar. Aunque vivía en Holanda, decide irse como evangelista y pastor a unos campos mineros cerca de Londres. Todos esperan a un “pastor”, no a un pintor. Su estilo de vida bohemio y soñador no es lo que la gente esper...