La pieza de Wheze. Un pequeño cuento
Hacía frío afuera. El teriyaki udon había sido propicio para el clima, fué una tarde esplendida en el rincón nikei al que Wheze gustaba ir. Una combinación agradable de arroz y soju y mate de cebada para el frío. Tomó un libro de su bolso e intentó leer mientras en su cabeza recordaba las palabras del predicador. "Tiene que saber que existes". Entre pensar y decidir cómo hacer tangible su existencia, su reloj marcó las seis. Ya era tarde. Entonces solo escribió una nota por los dos lados. Dejo el soju y se marchó, con la nota en el bolsillo de la mochila, sin atisbar que en el apuro dejaba el libro en la mesa. Pagó la cuenta a Sachán - que siempre la atendía amablemente- y salió corriendo. Tomó la calle angosta para ir al paradero más cercano. Ella no confiaba en su corazón, pero hoy latía más rápido de lo hab