Camino a Chahuaitire

Escribí esta entrada hace un año, no se si ha cambiado algo.


Aquellos fueron días de sol serrano, de brisa de las alturas. Mi ser entro en contacto con lo que alguna vez fue… caminos.

Mi relato, se gesta en quizá el nuevo inicio, nuevos amaneceres y atardeceres, un reto… un viaje de la noche a la mañana y al final del camino saber que hay algo que hacer.

Destino Pisaq- Chahuaitire.
Dos días para cumplir una tarea laboral.
Mi motivación: ver mil caminos, viajar y solo ver.

Así fui a parar a Chahuaitire, una comunidad perteneciente al distrito de Pisac, provincia de Calca en Cusco. Por encima de los arboles, allá arriba en las montañas, detrás de nuestro olvido. Chahuaitire no es tierra digna de mi olvido, los rostros que allí están son el rostro afortunadamente del futuro de mi país, digo afortunadamente por que los niños que vi son niños inocentes, tiernos, con muchos sueños y mucho por querer conocer.

Recibieron mis ojos recuerdos de diarios, recuerdos de revistas, de reportajes que alguna vez vi e hicieron un nudo en mi garganta, al ver la realidad en mis narices lo comprobé con mis propios ojos, lo inmenso de mi patria, tierra de hombres y mujeres trabajadoras, un lugar que  aunque quieran llamarlo minúsculo es grande y se forja también en las montañas.  Mas allá de ” lo que se ve”.


Fueron niños de segundo de primaria con quienes pude compartir. Su lengua materna era el quechua, pero que bien leían en castellano. Me asombró los respetuosos y cálidos que son, gran lección la que me dieron ese día, vida en comunidad y alegría.
"Profesoray" me decían con sus delgadas y líricas voces,  en las chapitas rosadas de sus rostros se reflejaba  la alegría de ver a una recién llegada, compartí algunos dulces, algunos juegos. Me enseñaron a valorar lo poco que tengo.

La necesidad de ellos es grande, la actividad económica a la que se dedican sus padres es la agricultura, la cual no les ofrece las condiciones adecuadas para vivir, hay tanto de que hablar en esta parte que podría sonar trillado, pues la pobreza es tan común en todas partes.

Mas, ahí quedó el camino,  quedó lejos la comunidad a la que quisiera volver.  Quizá nuestra visión fue y sigue siendo demasiado cuadrada, quizá estamos tan ocupados con nuestros quehaceres, con las teorías económicas de los libros,  con nuestras vidas, con nuestras creencias y opiniones que olvidamos lo bello,  lo real,   que  hay muchos mundos paralelos, y que hay mucha necesidad de libertad.

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