Nuestro deber

Navegaba por la web buscando alguna “inspiración” para redactar este artículo, encuentro varios posts y comentarios repletos de la opinión casi generalizada que recorre hoy nuestra inconforme sociedad a raíz de los resultados electorales. Ofuscados, desconcertados, enfadados, es difícil colocar el adjetivo que englobe el sentir común. Pretendía yo escribir un artículo puramente económico y académico. Pero la realidad apremia y las reflexiones sobre lo que quiero para mi país acuden. Me preocupa que una parte de la población que considera votar en blanco o viciar como opción para hacer reclamo al descontento. Como si con eso se pudiera solucionar el reclamo del otro tanto de la población. El resultado ha sido claro: simplemente nos hemos olvidado de una enorme mayoría de ciudadanos marginándolos sin saberlo, compadeciéndonos de su pobreza e ignorancia sin hacer nada por remediarla, cuando un 28% de la población vivía en la pobreza sin acceder a la riqueza generada por un 7% de crecimiento económico. Entonces fue cuando en las elecciones su voz se oyó.

Estoy en Ccorca, haciendo algunas actividades de la facultad en este distrito en el que es imposible dar un paso sin interrogarse dolorosamente en el más allá del “yo”. Las recetas conocidas aquí no sirven para casi nada. ¿Que puedo hacer cómo joven parte de una sociedad que se destila en el reclamo y el rechazo? Ciertamente nuestro voto cuenta. Supongo que la primera condición necesaria pero no suficiente: ser capaz de salir de uno para ver al otro en SU VERDAD. Extraña y dificultosa labor, sin duda, pero como casi todo lo que cuesta, inmejorable en su respuesta. Nadie dijo que la política fuese fácil y no lo es. Hay que ser capaz de dar un paso más, ese que te lleva a dar y hacer de la vida de las demás tu propia vida (si esta no ha sido la motivación de los candidatos a la presidencia, no entiendo otra posibilidad de postular), eso que es una vocación al servicio que te lleve sin esperar a cambio nada más (ni menos) que el CAMBIO. La política necesita gente con ambiciones pero no de gente ambiciosa. No puede importarnos lo que haya sido hasta hoy, importa lo que podemos hacer nosotros hoy, que ya estamos construyendo el mañana. Aunque todavía no he decido por quien votar, sé que no viciaré ni votaré en blanco, se lo debo a mi país. Así dicho suena tan sencillo como imposible, nadie dijo que era fácil. Finalizo con la conocida frase: A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Viaje sobre el Pacífico

El mundo de lo breve y entretenido

Fusil en medio